¿Cómo puedo ayudar a un amigo/a o familiar con depresión? Ayudar a una persona con depresión es todo un desafío. La depresión no solo causa dolor a la persona que la padece, sino que también repercute negativamente en las personas de su entorno. Siempre es duro ver a alguien que queremos pasarlo mal, y a menudo nos frustramos al no saber cómo aliviar ese sufrimiento. Sin embargo, el entorno cercano a la persona afectada es una pieza clave en su proceso de recuperación.
Es posible que te sientas impotente, que no sepas qué decir o que tengas miedo a hacer algo que pudiera empeorar la situación. A menudo, nuestra falta de recursos para afrontar la depresión nos lleva a refugiarnos en frases hechas o clichés del estilo: “Anímate, no estés triste”. Sin embargo, este tipo de frases, lejos de ayudar, suelen conseguir el efecto contrario. Por ello, en este artículo te ofrecemos una serie de consejos y recomendaciones sobre cómo podemos ayudar de manera respetuosa a una persona con depresión.
- Aprende sobre la depresión y su tratamiento. El conocimiento es poder y otorga seguridad, por eso es importante que aprendas a identificar las señales de alarma de la depresión. Conocer los signos y síntomas de la depresión te ayudará a prevenir episodios graves, empeoramientos y recaídas. Si te interesa aprender un poco más sobre los síntomas de la depresión, sus causas y las opciones de tratamiento, te recomendamos leer los artículos “Más allá de la tristeza” y “La semilla de la depresión”.
- Promueve la búsqueda de tratamiento y ayuda a seguir el tratamiento pautado. A menudo las personas con depresión no son conscientes de la gravedad de su situación o sienten vergüenza a la hora de reconocer que necesitan ayuda profesional. La realidad es que la depresión es un trastorno mental que requiere tratamiento. Una buena forma de ayudar a esa persona es animarla y acompañarla en la búsqueda de dicho tratamiento. También puedes ayudarla a mantener los compromisos adquiridos en consulta cuando la persona no encuentre la motivación ni la energía para ponerlos en práctica.
- Hablen sobre el suicidio. Las personas que sufren depresión tienen más riesgo de suicidio. Por ello, es importante que tomes en serio cualquier pensamiento o conducta suicida para actuar de inmediato. Uno de los grandes mitos del suicidio es pensar que hablar del tema puede incrementar el riesgo de suicidio. Sin embargo, está demostrado que hablar del suicidio reduce el riesgo de realizarlo. Habla del tema sin tapujos, muestra tu apoyo y comprensión y busca ayuda profesional. En caso de que el riesgo de suicidio sea inminente, llama al servicio de emergencias o acude al servicio de urgencias del hospital más cercano. Si quieres aprender más sobre cómo prevenir e intervenir en el suicidio, te recomendamos nuestro artículo “Hablemos sobre el suicidio”.
- Ofrece tu apoyo de manera respetuosa. Aunque no puedes solucionar la depresión de esa persona, tu apoyo y comprensión son una pieza fundamental de la recuperación. A continuación te ofrecemos unas recomendaciones para que apoyes a esa persona sin agobiarla:
- Dedica parte de tu tiempo a estar con esa persona. No hay mejor ayuda que acompañar a esa persona a realizar actividades gratificantes juntas, ayudándole a superar sus barreras mentales, su falta de motivación y energía para hacer cosas. Puedes ayudar creando una rutina regular con horario para despertarse, comer, algo de actividad física, tareas del hogar y descanso.
- Muestra una actitud de escucha abierta y paciente. Escucha sin juzgar y no te agobies si no sabes qué decir, en la mayoría de ocasiones no tienes que decir nada, tu sola presencia y apoyo incondicional es más que suficiente.
- Recuerda que la persona desea estar mejor. Si alguna vez dudas y te parece lo contrario, recuerda que la falta de motivación y energía son parte de los síntomas. Todo el mundo desea liberarse de su sufrimiento.
- Muéstrate esperanzado/a. Transmite el convencimiento de que con ayuda profesional y siguiendo los pasos indicados saldréis juntos de esa situación.
- Refuerza sus avances, por pequeños que parezcan. Refuerza el esfuerzo de la otra persona cuando vaya dando pequeños pasos (ej. levantarse de la cama, ducharse, salir de casa, dar un paseo,…). Hazle saber que estás orgulloso/a de sus avances y recuérdale sus cualidades positivas y fortalezas.
- Ofrece tu ayuda. Es posible que esa persona esté teniendo dificultades para hacer ciertas tareas diarias (ej. comprar, cocinar, limpiar la casa,…). Ofrece tu ayuda en las tareas domésticas hasta que esa persona se encuentre mejor. También podéis realizar dichas tareas juntos/as, lo que ayudará a la persona a activarse poco a poco.
- Evita ciertas conductas contraproducentes. Tan importante es saber lo que debemos hacer como lo que debemos evitar a la hora de ayudar a una persona con depresión. Aquí tienes un listado de conductas a evitar que solo conseguirán agravar el problema:
- No le obligues a hacer cosas contra su voluntad. Una cosa es animar y muy distinta Forzar a la persona a realizar tareas para las que no se siente preparada o exigirle demasiado podría incrementar su sentimiento de inutilidad, culpabilidad y frustración.
- Evita las críticas y reproches. Las críticas y reproches solo empeoran la autoestima de la persona. Es mejor que tomes distancia el tiempo necesario hasta que te hayas vuelto a armar de paciencia.
- No le infantilices ni sobreprotejas. Aunque la persona se encuentre en una situación vulnerable y necesite tu ayuda, recuerda que no es un niño/a pequeño. Infantilizar a esa persona solo conseguirá aumentar sus sentimientos de inutilidad y sus pensamientos de “no sirvo para nada”.
- Evita desacreditar sus sentimientos. Aunque no comprendas porqué se siente así, evita frases del estilo “no digas tonterías” o “menuda chorrada”. Evita infravalorar el problema.
- No le culpabilices. Evita frases del estilo “tú te lo has buscado” o comparaciones “pues yo hago X”. Las personas con depresión se suelen sentir bastante culpables de lo sucedido, por lo que debemos evitar reforzar ese sentimiento.
- No tomes decisiones apresuradas. En momentos de crisis es mejor no hacer cambios drásticos y retrasar la toma de decisiones importantes a un momento en donde la persona se encuentre más serena.
Por último, pero no por ello menos importante: ¡cuídate! Apoyar a alguien con depresión no es tarea fácil, y a menudo el agotamiento y la frustración te invadirán. Por ello, es fundamental que no descuides tu propio autocuidado: pide apoyo a otros familiares, encuentra tiempo para ti y descansa.